Relato Anonimo y hermoso Emoticono grin
IMAGEN ILUSTRATIVA
Era la época de las reuniones nocturnas con los amigos del barrio, las tardes de futbol en la canchita, las salidas en busca de chicas, en fin éramos un grupo de amigos muy unidos, cada cual jactándose de sus conquistas a cual más a cual menos. Tenía un amigo en particular que se hacía referencia siempre al tamaño de su miembro, su nombre es Gerardo, ahora vive en Estados Unidos, hasta nombre le había puesto a su pene, le llamaba 20 porque decía que medía 20 cm. Ninguno de nosotros le deba importancia a sus comentarios pero yo pensaba en mi interior si sería cierto ya que la mía mide solo 14 cm. Nunca tuve oportunidad de vérsela hasta que ocurrió lo que les voy a contar.
Una tía de Gerardo, hermana de su mamá tuvo que viajar con toda su familia y le pidió a el y a su hermano que por favor les cuidaran su casa toda la semana, su hermano se negó a ir a dormir a la casa de la tía porque era lejos, entonces Gerardo buscó a alguien que lo acompañe porque era miedoso. Buscó compañía entre todos los amigos y nadie quería acompañarlo hasta que me lo pidió a mi, al principio me negué porque yo tenía mi noviecita y si me iba con el en las noches pues no tendría tiempo para ver a mi chica. Insistió tanto que al final accedí.
La primer noche nos fuimos a la casa que de verdad quedaba lejos, alejada del centro, de nuestro barrio, nos acomodamos, él en el cuarto de sus tíos y yo en el cuarto de su prima, teníamos la casa para nosotros, planeábamos hacer fiestas pero después pensamos que nadie querría ir por la distancia, al final entre charla y charla mientras nos tomábamos un vino que encontramos nos dispusimos a acostarnos. Yo me quedé viendo televisión un rato más en la sala y el se fue a su recamara porque allí había tele. Ya me estaba dando sueño cuando me llama para que vaya a su cuarto y me muestra lo que había encontrado, era una colección de películas porno que tenían sus tíos escondidos entre la ropa interior de su tía, no le pregunté como las había encontrado porque era un tesoro para nosotros, a esa edad no se puede ver ese tipo de películas muy seguido y como en esa época no había internet, pues era un gran hallazgo.
Nos dispusimos a ver la primera que se nos ocurrió y nos acostamos juntos en la gran cama de sus tíos, las escenas eran las típicas de una película porno, primero un chica con un chico, todos obviamente con sus grandes miembros, ambos estábamos de calzoncillos solamente porque hacía un calor insoportable, pronto mi miembro se puso duro viendo la película, de pronto mi vista se posó en el miembro de mi amigo y aunque estaba dentro del calzoncillo pude ver que era un gran bulto, parecía que no mentía cuando le llamaba 20.
A mi me estaba ganando el sueño cuando le dije que me iría a dormir, me dice que me duerma ahí que la cama era bastante grande y cabíamos los dos, Me di la vuelta porque así acostumbraba dormir, panza abajo, y todavía en tono de broma le digo que si se iba a masturbar que se vaya al baño. Me dormí con mi miembro duro pensando en las imágenes que había visto. No se cuanto tiempo transcurrió cuando sentí que algo acariciaba mis nalgas, no le presté mayor importancia pensando que era un sueño pero las caricias se hicieron más intensas, bajaban desde mi espalda hasta mis piernas haciendo mayor énfasis en la raja de mi culo. Desperté completamente pero no me moví, las caricias que me daban eran muy placenteras, sabía que era Gerardo que me estaba tocando el culo y no hice nada para detenerlo, se acercó más a mi cuerpo y pude sentirlo pegado a mi, me di la vuelta para que sepa que estaba despierto, aun en la tele seguían las imágenes porno, me mira a los ojos y me dice.
- Te molesta? Es que tu trasero es tan paradito como el de una mujer y no pude resistirme y estoy tan excitado que no pude reprimirme.
- No se, me sorprendes, no sabía que te gustaban los hombres.
- No se, me sorprendes, no sabía que te gustaban los hombres.
Se había quitado los calzoncillos y su pene estaba duro, bien parado, de verdad que era bastante grande, nunca había visto algo así.
- No, no me gustan, pero en este caso, tu trasero es muy lindo.
- Qué quieres hacer?
- No se, tal vez tocarnos un poco, yo te masturbo y tu a mi, si no te gusta no pasa nada.
- Qué quieres hacer?
- No se, tal vez tocarnos un poco, yo te masturbo y tu a mi, si no te gusta no pasa nada.
Accedí y le agarré su pene, era enorme, caliente y venosa, mi mano se veía pequeña en su miembro, el me agarró el mío que se perdió en su mano pues su mano era grande. Era raro sentir la mano de mi amigo masturbándome, yo estaba más concentrado en su pene, era inmenso, mi mano subía y bajaba dejando su gran cabeza medio color lila al descubierto, el me masturbaba con la mano derecha y yo con mi mano izquierda eso me dificultaba un poco pues soy derecho, mi excitación estaba al límite e hizo que terminara rápidamente, como él no había terminado aún, me acomodé de costado para masturbarlo con la derecha, tenia su pene a escasos 30 cm. de mi cara, lo hacia lento, subía y bajaba mi mano con suavidad, bajaba mi mano hasta sus testículos y se los acariciaba, instintivamente me fui acercando cada vez más a su miembro, quería sentir su olor, cuando lo tenia a 5 cm me acerque y le di un beso en la punta de su glande, Gerardo me agarró la cabeza y yo abrí mi boca para chupar ese miembro enorme, tenia un sabor raro pero agradable, me acomodé mejor y comencé a chupársela lo mejor que pude, le lamía toda la extensión del tronco y cuando llegaba a la punta me la metía en la boca y succionaba, luego baja hasta sus testículos y se los chupaba suavemente.
Me propuso hacer un 69, entonces yo me subí sobre él para que me pueda chupar a mi, como mi pene aun estaba dormido, para el era fácil meterse mis testículos y mi pene a su boca, sentía que su lengua cada vez más se aproximaba al orificio de mi culo y eso me gustaba mucho, hasta que logró su objetivo, sentí su lengua urguetear queriendo penetrar mi culo, yo movía mis caderas mientras seguía chupando su pene, el me abría las nalgas facilitándose a si mismo la penetración con su lengua, después sentí que presionaba con su debo mi orificio, como no opuse resistencia sentí que poco a poco me fue penetrando con su dedo, no me dolió en absoluto, sentí una sensación placentera, su dedo se movía en círculos como queriendo agrandar mi hoyo, luego sentí otro dedo más, ahora mi miembro ya se había puesto duro otra vez, me penetraba con dos de sus dedos y sus dedos eran (son) grandes, estuvimos en esa posición unos cuantos minutos y yo pensaba si seria capaz de aguantar ese miembro en mi culo.
No lo pensé mucho y me levanté, Gerardo pensó que ya no quería seguir y me preguntó que pasaba.
- Acomódate contra el espaldar de la cama – le dije.
Se subió un poco más para quedar medio sentado, me pare encima de él con las piernas a sus costados y me senté sobre su pene, antes ensalivé mi culo para lubricarlo y la punta de su miembro. Sentí que la punta toco mi culito y me relajé, fui bajando haciendo presión con mi propio peso hasta que sentí que su cabezota entro en mi, el dolor fue inmenso, me quedé quieto pensando que si el dolor no cesaba, desistiría de mi intento, poco a poco el dolor desapareció y nuevamente empecé a liberar mi cuerpo hacia abajo, sentía como su verga entraba en mi culo centímetro a centímetro, a medida que entraba cada vez más el placer que me embargaba era increíble, cuando sentí que había entrado la mitad empecé a cabalgarlo moviéndome de arriba para abajo, subiendo y bajando y cada vez que bajaba sentía que entraba un poco más hasta que la sentí toda adentro, prácticamente me senté sobre él y coloqué mis piernas alrededor de su cintura, la penetración era total, lo abracé por el cuello y el me abrazó por la espalda, fue Gerardo el que me besó, nos besamos salvajemente, su lengua se perdía en mi boca y luchaba con la mía entrelazándose. Nuestros labios solo se separaban para emitir un gemido de placer de parte mía, movía mi pelvis de adelante hacía atrás, estaba en lo mejor cuando me avisa que se estaba por correr, que ya no aguantaba más, aceleré mis movimientos y sentí que me lleno el intestino de esperma, fueron varias chorros, me quedé quieto mientras seguíamos besándonos, cuando sentí que su pene quedó flácido me levante despacio y su semen escurrió por mis piernas, cuando salió su pene de mi orificio anal sentí un vacio en mi.
Fuimos a asearnos al baño y después nos pusimos a conversar, juramos que este sería nuestro secreto, que nadie jamás ni nunca se enteraría que él había disfrutado tanto como yo y que nos encantaría volverlo a hacer y así fue, mientras estuvimos de cuidantes de la casa de su tía lo volvimos a hacer todas las noches con un aditamento más.
A la noche siguiente volvimos a la casa de la tía y volvimos a buscar las películas porno, como sabíamos que estaban entre la ropa interior de la tía, me quedé mirando las bragas y sostenes que tenia guardada en su gaveta la señora, tenia de todo tipo, unos grandes, otros de encaje, pero habían algunos bastante pequeños tipo hilo dental muy sexys.
Gerardo me pidió que me probara algunos porque según el, mi trasero era perfecto para colocarme unas bragas, accedí y me probé algunos, en la medida que me los ponía me gustaba cada vez más sentir mi pequeño miembro presionado por la suave tela de las tangas, fui al cuarto de la prima y encontramos también ropa interior muy sexy, su prima tenia 20 años, su ropa era más pequeña por lo tanto encajaba mejor en mi cuerpo, me puse unas tangas bastante chiquitas color negro que se metían en mi culo y apretaba tanto mi pene que parecía que adelante tenía una vagina y no un pene, aquellos eran perfectos. Para completar mi vestimenta me vestí con una fala mini jeans, me hice unas tetas con unas medias por dentro de un sostén y me puse una blusita, los zapatos de la prima eran muy pequeños y no me quedaban, pero los de la tía me quedaron perfectos pues eran de mi talla, al principio me puse unos de taco bajo hasta aprender a caminar con taco, después me puse unas sandalias abiertas con taco más alto, era como si siempre haya usado tacos. Estaba hecha una mujercita. No me maquillé porque no sabía como hacerlo, solo me pinté un poco los labios.
Me paré frente a un espejo y le pregunté a Gerardo.
- Te gusta tu mujer?
- Me encanta
- Que es lo que mas te gusta?
- Tu trasero
- Me encanta
- Que es lo que mas te gusta?
- Tu trasero
Me colgué de su cuello como una mujer y lo besé, el me respondió el beso mientras me apretaba las nalgas con sus manazas, el era mas alto que yo, aún de tacos no era de su altura. Nos besábamos, le agarraba su miembro por encima de su pantalón, le besaba el cuello, estábamos muy bien juntos y además que la casa era solo de nosotros dos.
- Quiero cogerte – me decía
- Tranquilo, todo a su tiempo, relájate, ponte cómodo en este sillón.
- Tranquilo, todo a su tiempo, relájate, ponte cómodo en este sillón.
Se desnudo por completo, su enorme miembro apuntaba al techo, increíblemente la mía no estaba parada, me arrodillé y comencé a chupársela, no había pasado 5 minutos y se derramó en mi boca, chupe todo lo que pude para no perder una gota de su semen, el sabor no era muy agradable que digamos pero tampoco me desagradó del todo. Lo dejé sentado en el sillón mientras yo me fui a la cocina a buscar unas cervezas que habíamos comprado.
Me senté como una señorita con las piernas juntas, hacía el papel de una mujer y eso le gustaba a mi hombre, de vez en cuando las abría para mostrarle mi ropa interior.
Así terminábamos cogiendo, en realidad era él que me cogía a mi. Hasta que una noche me pidió que lo penetre, sin desvestirme, solo corrí mi tanga a un costado y después que me la chupo hasta dejarla dura, lo penetré, a él le gusto pero la verdad que a mi no mucho, más me gustaba el papel de mujer, ser yo que la tenia que ser penetrada.
Durante toda la semana que estuvimos en esa casa tuvimos sexo, de todas las formas posibles, mi culo se acostumbró al tamaño de su miembro que me penetraba sin que yo sintiera dolor alguno.
Una vez estaba en la cocina preparando unos sándwich, vestía una falda corta tipo pollerita, estaba de tacos y con unos hilo dental, se acercó por detrás, me levanto la falda, corrió mi tanga a un costado y me la metió de golpe, me hizo gritar, pero de placer, el me pedía que gimiera fuerte, como una puta, y yo lo hacia, pero no porque el me lo pedía, sino porque a mi me gustaba escucharme gemir y quejarme de placer, yo solo empiné mi culo para facilitarle la penetración, me cogió como todo un macho hasta que terminó dentro de mi.
Después que volvieron sus tíos, nunca más lo volvimos a hacer. Seguimos siendo grandes amigos, pero fue Gerardo que me enseño a disfrutar de mi cuerpo con otras variables.
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