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viernes, 15 de mayo de 2015

RELATO DE VICTORIA

VICTORIA NO MANDO UN RELATO CON EL TITULO, "POR FIN SE ME HIZO", SE VE QUE ES UN RELATO MUY RICO Y EXCITANTE, USTEDES QUE OPINAN

                                                               FOTO ILUSTRATIVA


Por fin se me hizo...

Soy travestí de closet. Me encanta vestirme con ropa sexi de mujer. Creo que me veo bella ya que tengo unas bonitas, redondas y paraditas nalgas, mis piernas son largas y torneadas. Y como soy blanca y güera (más bien castaña) cuando me pongo ropa negra, me veo super. Pero en realidad mi experiencia fuera de mi departamento era poca, aunque mi esposa y algunos admiradores a los que les había enviado mis fotos me decían que estoy bien buena. Un admirador me dijo que tengo cuerpo de Barbi, lo cual me halagó, aunque no me la creo mucho.
            He tenido pocas experiencias, algunas con hermosas niñas tv, ya sea de bar, callejeras o de closet. Yo, como la putita Victoria, pues sólo había tenido tres intentos de realizarme plenamente. En la primera vez que salía del closet nos reunimos tres niñas tv, pero yo termine como hombre penetrando a una de ellas. Luego con Manuel, un viejo cabrón y sesentón de Acapulco, fue el primero que me penetro, el primero al que le mame su verga, pero no hubo mucho faje previo, yo tenía que hacer todo. Aquí quiero aclarar que en mi relación con las mujeres son vitales los preliminares, como las caricias, los besos, las palabras, el juego. Por eso sí resentí que en esa primera vez no hubiera nada de eso, y que después mantuviera poco contacto conmigo. 
            Luego siguió Arturo, estuvo mucho más rico, hubo caricias, besos, pero como lo compartía con Michelle, pues él tuvo que también atenderla y luego le llamaron de su casa, así que no hubo oportunidad de más.
  Finalmente el domingo 12 de junio se realizó mi sueño...
            Con Artemio había mantenido una larga comunicación por correo electrónico, pero por la lejanía de los lugares de residencia nunca habíamos tenido la oportunidad de reunirnos. Durante más de dos años nos habíamos mantenido en contacto, contándonos nuestras fantasías, sueños, deseos. Nos contábamos nuestras escasas experiencias, pero también llegamos a escribirnos e intercambiar puntos de vista ajenos al mundo del erotismo. Aunque es justo decirlo, sus correos me calentaban, tenía un lenguaje cachondo y hablaba maravillas de mi cuerpo y del de mi esposa (intercambiamos fotos de las esposas). En otras ocasiones había manifestado su intención de venir a mi ciudad y a unos pocos días de su llegada suspendía su visita. Por eso es día no me encontraba segura de su llegada.
            Ese domingo me desperté con nerviosismo y desazón, además un poco desconfiada, ya que no había tenido ninguna comunicación con Artemio, aún así, hice algunos pequeños arreglos al departamento que funciona como estudio y para encuentros cachondos. Mi esposa llegó como a las diez y media de la mañana y nos pusimos a desayunar y platicar. Ella también estaba desconfiada con la llegada de Artemio, ya que en anteriores ocasiones había anunciado que iba a venir y nada. Aunque es justo decir que es la primera vez que esto adquiría tanta cercanía.
            Un poco antes de la una de la tarde empezamos a fajar, ya no pensamos en esperar. En esas estábamos cuando Artemio habló, había que ir por él. Ciertamente me puse nervioso. A pesar de mis indicaciones tal parece que no entendió y se perdió. En fin, después de mil desencuentros y pérdida de tiempo, finalmente lo vi. Me subí a su camioneta más enojado que nada, pero sin que me abandonara el nerviosismo. Mi primera impresión es que parecía más viejo de  como se veía en la foto que me envío, además se veía feo (bueno, pensé, en realidad con alguien como él había soñado que fuera mi relación).
Llegamos a la casa, y lo vi mejor, era bajito, bastante moreno y gordo, o robusto o gordito. Mi esposa, pasado un primer nerviosismo, empezó a platicar amenamente. Yo vi que había entendimiento entre ellos, me empecé a calentar un poco. Él fue a su coche  por una blusa para regalar a mi esposa. Mientras esperábamos, platicamos y a ella le pareció una persona agradable y con preparación, yo todavía tenía mis reservas. Le comente que si le mostrábamos las fotos y ella acepto sin chistar, lo que me sorprendió. Artemio llegó y  entrego la blusa, a mi me regaló un mezcal. Yo tome un poco y me relaje y empecé a excitarme más. Mi esposa se fue cambiar y nos modelo la blusa. Sus tetas, con un brasier negro, se le veían por las transparencias de la blusa blanca. A Artemio le mostramos las fotos de mi esposa y por supuesto le gustaron. Después de media hora de plática ella se tenía que retirar para atender asuntos familiares, fue cuando le dije que le enseñara las tetas. Ella, por mis ruegos, lo hizo rápidamente y por supuesto que eso le encantó a Artemio que abrió tremendo ojotes al ver la tetazas de mi mujer. Le dije que se las acariciara, Mi esposa  se resistió, pero le agarre los brazos suavemente, más un acto simbólico que uno real de fuerza. Le alce la blusa y él le acarició las tetas, ella se cimbro, le estaba gustando. Él, más audaz, le saco un pezón y lo beso, chupo y lengüeteo suavemente. Para mi sorpresa ¡a ella le gusto enormemente! Y digo para mi sorpresa porque ella, en situaciones similares, aun conmigo, es un poco más lenta en responder, aquí lo hacía muy rápidamente. Luego le levante la falda para que Artemio le admirara las nalgas, lo que hizo con gusto, se las acarició y magulló un poco, pero ella se sobrepuso y dijo que sí se tenía que retirar, que mejor otro día para que no fuera "arrebatado" (apresurado) el asunto.
            Mi esposa finalmente se retiró y la acompañe para despedirla, allí me dio el visto bueno, me hizo buenos comentarios sobre Artemio, y al reclamarle que se había visto muy caliente, me dijo "bueno pues sí ¿qué tiene de malo? ¿no se trata de eso?" Al irse me deseo suerte y que me cuidara.
            Al regresar a la casa le explique a Artemio que me habían invitado a una comida, que sería como a las cuatro. Que me acompañara, o sí tenía otros planes y me dijo que había ido para verme transformada, para ver a Victoria. Eso me halagó y me puso nerviosa. Por lo que le prometí que no tardaríamos. El se dio un regaderazo mientras  yo preparaba mi ropa, salió casi desnudo, mostrándose. Yo me bañe y en mi recamara me pinté las uñas, me puse una tanguita y un microvestido que uso después del baño. Así salí a verlo ¡empezaba mi transformación! Le di unas fotos mías para que escogiera como quería verme, fui a planchar. Y al regresar con él ya había visto las fotos, me tome un mezcal. Me dio algunas indicaciones, señaló algunas ropas que le habían gustado, las use (una falda tableada escolar, una mini de likra blanca), me empecé a sentir un poco caliente, nerviosa y caliente.  Me vestí como hombre y nos fuimos a la comida. Eran un poco después de las cuatro.
Llegamos a la reunión, comimos, platicamos un poco y entonces, apenas transcurrido un poco más de una hora y aprovechando que un amigo también se retiraba, nos fuimos. En realidad yo ya quería salirme, quería estar en el departamento... En el camino de regreso hablamos sobre el tema un poco más abiertamente, más relajados y eso nos sirvió. Al llegar casi sin mediar palabras,  a pesar de mi nerviosismo, me fui a vestir...
            Me puse ropa interior negra, un liguero y medias negras. Encima una blusa que mostraba los hombros y una falda larga con aberturas a los lados, me maquille, me puse mi peluca negra y... me aparecí ante él... creo que le cause una buena primera impresión por la forma en que me vio. Me senté ante él, cruce mis piernas, la falda se corrió y se mostraban mis blancas piernas enfundadas en medias negras. A partir de aquí los recuerdos se vuelven medio confusos... me parece que me tome un mezcal, para calmar los nervios, vimos de nueva cuenta mis fotos, también una revista de travestíes, y Artemio dijo que hasta se le había parado, lo cual era verdad y se veía el pantalón levantado, eso me gusto pero a la vez me puso nerviosa. Después él me dijo sí no tenía una falda de likra que marcara mis nalgas. Fui a cambiarme y ponerme una negra. Como las medias eran muy altas, casi llegaban a la ingle, no hubo problema y efectivamente mis nalgas resaltaban. Me presente ante Artemio y entonces sí que casi no recuerdo que fue lo que paso porque lo que siguió fue un torbellino de pasión. Los cuerpos se entrelazaban, se movían, las bocas se encontraban en busca del placer. Pero a pesar de eso lo intentare reconstruir, tal vez no siendo muy fiel al tiempo exacto o a los hechos, pero así lo recuerdo:
1.- Artemio me enseño las fotos de Elisa, una amiga con la que tiene comunicación. Ella   es una mujer plena, muy bella, con un cuerpazo, una forma de vestir sexi y una actitud cachonda. Estábamos sentados en el comedor y me parece que me empezó a acariciar las piernas. 
2.- Luego nos fuimos al sofá. Allí empezamos a fajar en el sofá, me acarició las piernas, yo a tocarle su tolete. Se quito la camisa y el pantalón y ¡se abalanzo sobre mi! de una forma arrebatada, quizá un poco violenta y ¡eso me encantó! se lanzo sobre mi boca, nos besamos (me encantó eso), me acariciaba las piernas, las nalgas, me subió sobre su piernas. Yo lo abrace, me gusto mucho sentirlo... y me abrazaba y besaba mis hombres, mi cuello y cara. Yo al abrazarlo quería sentirlo, compenetrarme más, sentir su cuerpo y sus caricias.
3.- Se paro y dijo que ya quería penetrarme. Yo le dije que sí, pero que fajáramos más. Yo aproveche que él estaba parado y yo sentada, para empezar a acariciarle "su cosa". Se la saque del calzoncillo y se la empecé a besar, a recorrerla por mi cara y luego a chupársela.
4.- Seguimos fajando. Me senté sobre él y sentí su cosa entre mis nalgas. El me acariciaba los pechos, me daba nalgaditas, me acariciaba las piernas, me besaba los hombros y espalda. Yo me apoyaba sobre sus peludas piernas ¡se sentía maravilloso! Me gustan sus piernas, también la fortaleza de su cuerpo, por eso me gusta abrazarlo.
5.- "Ya, ya quiero dejártela ir", me dijo. Y yo también quería sentirlo. Nos paramos frente a un espejo, él detrás de mí, frotando su verga en mis nalgas, yo con la falda alzada, mis medias, piernas... Me gusta el color de su piel, combina con el mío.
6.- En la cama seguimos fajando y besándonos. En una de esas le dije que se subiera sobre mí, a la altura de mi cara, me metí su verga a la boca y él ¡me la metió hasta el fondo! sentí que llegaba a la garganta, que me ahogaba, pero también sentí que eso le provocaba placer y lo deje hacer.
7.- Llegamos a la penetración. Lo intento de a perrito y ¡nada! no pudo, me dolía. Luego se sentó y propuso que me fuera bajando, es decir que yo me sentara en su verga y... nada, no entraba. Me dolía, me quejaba, me ardía el culo, casi lloraba,  no se podía. Pensé que nunca se podría, y es que la tiene corta, pero cabezona. Yo le propuse que si me ponía boca abajo y el encima y nada. Finalmente él se acostó, y de espaldas a su cara me fui sentando, me dolía pero finalmente entro ¡Ayyy me duele! al principio no me movía, pero poco a poco fui respondiendo, era un dolor/placer nuevo y extraño.
8.- Luego de a perrito. Y finalmente me puso las piernas en sus hombros, me penetró, metía y sacaba. Artemio sudaba, gotas de sudor caían sobre mí. Yo sacaba la lengua, frotábamos nuestras lenguas y finalmente me anuncio que se venía ¡Hice venir por primera vez a un hombre!   


Es importante mencionar algo. Artemio  me pregunto si no me quería venir y yo le dije que no, de hecho en esas circunstancias se me para poco. Él comentó que a una amig@, Cintia, con la que tuvo relaciones le pasaba lo mismo. Yo en ese momento le comente que tal vez porque una ésta en papel de mujer. Pero pensándolo con un poco de calma, creo que se debe a que la penetración anal es superiquísima por varias razones. Veamos por una parte están las causas físicas: creo que la verga adentro abre el culo, por lo que las nalgas y las piernas se tienen que abrir y eso las erótiza. Pero creo que la verga toca nervios sensibles que llevan la excitación a todo el cuerpo, por eso una se siente invadida plenamente.
Pero creo que también hay un factor psicológico: una se siente usada, pero también que da placer por el culo, una siente las embestidas del hombre contra el culo y las nalgas, como se aferran a nuestra cadera y eso da mucho placer. Y luego cuando nos penetran con las piernas al hombro, vemos el rostro de nuestro hombre contraído por el placer que les produce nuestro culo... y sí además ha habido caricias, besos, etc., ¡el placer es total!... Así que para que quiere una algo más. Creo que el hombre ha centralizado demasiado su sexualidad en la verga, debe aprender a disfrutar más su cuerpo.

Luego de  que se vino, se saco el condón y se fue dar un regaderazo. Yo mientras tanto me quite las medias y la ropa que llevaba, me puse una tanga roja, una minifalda blanca de likra, blusa roja. Me tome un mezcal. Y él salió desnudo, se puso sus calzoncillos. Nos sentamos en el sofá, él tomando agua y yo un mezcal. Lo bese tiernamente, le acaricie su cosa y él dijo que ya no se levantaba. Yo dije que sí se podía y él que no.
+ Lo empecé a acariciar, a besar. Luego su verga, se la chupe, poco a poco se empezó a poner dura, me la metí hasta el fondo, hasta la garganta, como había aprendido minutos antes. Finalmente ¡se puso dura!
+ Me la quiso meter, hizo a un lado la tanga roja y me fui sentando, entro. Y luego parada y él detrás ¡me embestía riquísimo! Hasta que mis piernas se cansaron. Luego él se acostó boca arriba....

Bajo la tenue luz de verano de las ocho y media de la tarde/noche yo me encontraba ensartada por una verga, yo misma me la sacaba hasta la punta y después, tomándola con los dedos me la ensartaba hasta el fondo ¡cómo gozaba! Ese mete y saca continuó hasta que ya sentía que me ardía el culito y me encontraba cansadísima.
No sé que paso después, entre cigarros y mezcal... Al rato ya tenía puesto mi baby doll azul rey, modelándole y rogándole que se quedara a dormir. Pero él con firmeza manifestaba su decisión de regresar a Oaxaca. Tomamos un café, más cigarros, un poco de mezcal, el cansancio me mataba. Le dije que sí seguíamos platicando en la cama. Él acepto. Yo me tumbe cansada, boca abajo, dormite. Cuando él llego me acaricio las nalgas, las magullo, les dio unas nalgaditas, las chuleo ¡qué sé yo! Se recostó a mi lado a leer el periódico, me atrajo hacia él.  Lo abrace, me puso la mano en su verga y así permanecimos un rato, eran las nueve y media de la noche. Luego el me señalo de cómo le gustaría que me vistiera... se veía cansado, había madrugado y debía levantarse  a las cuatro de la mañana. A las diez de la noche dormía. Yo me quede leyendo sintiendo su presencia a mi lado, ocasionalmente lo abrazaba, en una ocasión me anime a darle un beso. Oía sus ronquidos. Yo leía y no podía dormir por el café, por las emociones pasadas...
A las cuatro y veinte de la mañana sonó el despertador fui con él a despertarlo. Se baño, le prepare un café, le di un pedazo de pastel... en suma procure a mi hombre lo más que pude. Al retirarse ya cerca de la puerta, le dije:
- Bueno el beso de despedida, el último faje... y me beso, nos besamos, sentí su barba crecida, me agarro con sus dos manotas las nalgas, me atrajo hacía él. Me volteo, me beso la espalda, restregó su verga en mis nalgas, voltee la cara para besarlo...      
- Mamita, si me echo el mañanero me duermo, me tengo que ir sí no... ya, ya.
Tomo su maleta, se la colgó al hombro, ya en la puerta nos dimos un beso, pero me bajo la parte superior del baby doll y me chupó un pezoncito ¡auchh! ¡qué rico! Ya se iba y le dije ¡ahora el otro! y me baje el babydoll, chupo, nos dimos el último beso y se fue... se perdió en la obscuridad del amanecer. Eran las cinco de la mañana...

Y para finalizar recuerdo una canción de Paulina Rubio:

Si a ti te gusta el mango bien madurito

mírame a mi tengo colorcito...

1 comentario:

  1. hola buenas tardes vi las fotos de vannesa me gustaría contactarla soy maduro activo limpio te dejo mi correo divertido-69@hotmail.com

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