FOTO ILUSTRATIVA
Por fin se me hizo...
Soy travestí de closet. Me encanta vestirme con
ropa sexi de mujer. Creo que me veo bella ya que tengo unas bonitas, redondas y
paraditas nalgas, mis piernas son largas y torneadas. Y como soy blanca y güera
(más bien castaña) cuando me pongo ropa negra, me veo super. Pero en realidad
mi experiencia fuera de mi departamento era poca, aunque mi esposa y algunos
admiradores a los que les había enviado mis fotos me decían que estoy bien
buena. Un admirador me dijo que tengo cuerpo de Barbi, lo cual me halagó,
aunque no me la creo mucho.
He
tenido pocas experiencias, algunas con hermosas niñas tv, ya sea de bar,
callejeras o de closet. Yo, como la putita Victoria, pues sólo había tenido
tres intentos de realizarme plenamente. En la primera vez que salía del closet
nos reunimos tres niñas tv, pero yo termine como hombre penetrando a una de ellas.
Luego con Manuel, un viejo cabrón y sesentón de Acapulco, fue el primero que me
penetro, el primero al que le mame su verga, pero no hubo mucho faje previo, yo
tenía que hacer todo. Aquí quiero aclarar que en mi relación con las mujeres
son vitales los preliminares, como las caricias, los besos, las palabras, el
juego. Por eso sí resentí que en esa primera vez no hubiera nada de eso, y que
después mantuviera poco contacto conmigo.
Luego
siguió Arturo, estuvo mucho más rico, hubo caricias, besos, pero como lo
compartía con Michelle, pues él tuvo que también atenderla y luego le llamaron
de su casa, así que no hubo oportunidad de más.
Finalmente el domingo 12 de junio se
realizó mi sueño...
Con
Artemio había mantenido una larga comunicación por correo electrónico, pero por
la lejanía de los lugares de residencia nunca habíamos tenido la oportunidad de
reunirnos. Durante más de dos años nos habíamos mantenido en contacto,
contándonos nuestras fantasías, sueños, deseos. Nos contábamos nuestras escasas
experiencias, pero también llegamos a escribirnos e intercambiar puntos de
vista ajenos al mundo del erotismo. Aunque es justo decirlo, sus correos me
calentaban, tenía un lenguaje cachondo y hablaba maravillas de mi cuerpo y del
de mi esposa (intercambiamos fotos de las esposas). En otras ocasiones había
manifestado su intención de venir a mi ciudad y a unos pocos días de su llegada
suspendía su visita. Por eso es día no me encontraba segura de su llegada.
Ese
domingo me desperté con nerviosismo y desazón, además un poco desconfiada, ya
que no había tenido ninguna comunicación con Artemio, aún así, hice algunos
pequeños arreglos al departamento que funciona como estudio y para encuentros
cachondos. Mi esposa llegó como a las diez y media de la mañana y nos pusimos a
desayunar y platicar. Ella también estaba desconfiada con la llegada de Artemio,
ya que en anteriores ocasiones había anunciado que iba a venir y nada. Aunque
es justo decir que es la primera vez que esto adquiría tanta cercanía.
Un
poco antes de la una de la tarde empezamos a fajar, ya no pensamos en esperar.
En esas estábamos cuando Artemio habló, había que ir por él. Ciertamente me
puse nervioso. A pesar de mis indicaciones tal parece que no entendió y se
perdió. En fin, después de mil desencuentros y pérdida de tiempo, finalmente lo
vi. Me subí a su camioneta más enojado que nada, pero sin que me abandonara el
nerviosismo. Mi primera impresión es que parecía más viejo de como
se veía en la foto que me envío, además se veía feo (bueno, pensé, en realidad
con alguien como él había soñado que fuera mi relación).
Llegamos a la casa, y lo vi mejor, era bajito,
bastante moreno y gordo, o robusto o gordito. Mi esposa, pasado un primer
nerviosismo, empezó a platicar amenamente. Yo vi que había entendimiento entre
ellos, me empecé a calentar un poco. Él fue a su coche por una blusa para regalar a mi esposa.
Mientras esperábamos, platicamos y a ella le pareció una persona agradable y
con preparación, yo todavía tenía mis reservas. Le comente que si le
mostrábamos las fotos y ella acepto sin chistar, lo que me sorprendió. Artemio
llegó y entrego la blusa, a mi me regaló
un mezcal. Yo tome un poco y me relaje y empecé a excitarme más. Mi esposa se
fue cambiar y nos modelo la blusa. Sus tetas, con un brasier negro, se le veían
por las transparencias de la blusa blanca. A Artemio le mostramos las fotos de mi
esposa y por supuesto le gustaron. Después de media hora de plática ella se
tenía que retirar para atender asuntos familiares, fue cuando le dije que le
enseñara las tetas. Ella, por mis ruegos, lo hizo rápidamente y por supuesto
que eso le encantó a Artemio que abrió tremendo ojotes al ver la tetazas de mi
mujer. Le dije que se las acariciara, Mi esposa se resistió, pero le agarre los brazos
suavemente, más un acto simbólico que uno real de fuerza. Le alce la blusa y él
le acarició las tetas, ella se cimbro, le estaba gustando. Él, más audaz, le
saco un pezón y lo beso, chupo y lengüeteo suavemente. Para mi sorpresa ¡a ella
le gusto enormemente! Y digo para mi sorpresa porque ella, en situaciones
similares, aun conmigo, es un poco más lenta en responder, aquí lo hacía muy
rápidamente. Luego le levante la falda para que Artemio le admirara las nalgas,
lo que hizo con gusto, se las acarició y magulló un poco, pero ella se
sobrepuso y dijo que sí se tenía que retirar, que mejor otro día para que no
fuera "arrebatado" (apresurado) el asunto.
Mi
esposa finalmente se retiró y la acompañe para despedirla, allí me dio el visto
bueno, me hizo buenos comentarios sobre Artemio, y al reclamarle que se había
visto muy caliente, me dijo "bueno pues sí ¿qué tiene de malo? ¿no se
trata de eso?" Al irse me deseo suerte y que me cuidara.
Al
regresar a la casa le explique a Artemio que me habían invitado a una comida,
que sería como a las cuatro. Que me acompañara, o sí tenía otros planes y me
dijo que había ido para verme transformada, para ver a Victoria. Eso me halagó
y me puso nerviosa. Por lo que le prometí que no tardaríamos. El se dio un
regaderazo mientras yo preparaba mi ropa, salió casi desnudo,
mostrándose. Yo me bañe y en mi recamara me pinté las uñas, me puse una
tanguita y un microvestido que uso después del baño. Así salí a verlo ¡empezaba
mi transformación! Le di unas fotos mías para que escogiera como quería verme,
fui a planchar. Y al regresar con él ya había visto las fotos, me tome un
mezcal. Me dio algunas indicaciones, señaló algunas ropas que le habían
gustado, las use (una falda tableada escolar, una mini de likra blanca), me
empecé a sentir un poco caliente, nerviosa y caliente. Me vestí como
hombre y nos fuimos a la comida. Eran un poco después de las cuatro.
Llegamos a la reunión,
comimos, platicamos un poco y entonces, apenas transcurrido un poco más de una
hora y aprovechando que un amigo también se retiraba, nos fuimos. En realidad
yo ya quería salirme, quería estar en el departamento... En el camino de
regreso hablamos sobre el tema un poco más abiertamente, más relajados y eso
nos sirvió. Al llegar casi sin mediar palabras, a pesar de mi
nerviosismo, me fui a vestir...
Me
puse ropa interior negra, un liguero y medias negras. Encima una blusa que
mostraba los hombros y una falda larga con aberturas a los lados, me maquille,
me puse mi peluca negra y... me aparecí ante él... creo que le cause una buena
primera impresión por la forma en que me vio. Me senté ante él, cruce mis
piernas, la falda se corrió y se mostraban mis blancas piernas enfundadas en
medias negras. A partir de aquí los recuerdos se vuelven medio confusos... me
parece que me tome un mezcal, para calmar los nervios, vimos de nueva cuenta
mis fotos, también una revista de travestíes, y Artemio dijo que hasta se le
había parado, lo cual era verdad y se veía el pantalón levantado, eso me gusto
pero a la vez me puso nerviosa. Después él me dijo sí no tenía una falda de
likra que marcara mis nalgas. Fui a cambiarme y ponerme una negra. Como las
medias eran muy altas, casi llegaban a la ingle, no hubo problema y
efectivamente mis nalgas resaltaban. Me presente ante Artemio y entonces sí que
casi no recuerdo que fue lo que paso porque lo que siguió fue un torbellino de
pasión. Los cuerpos se entrelazaban, se movían, las bocas se encontraban en
busca del placer. Pero a pesar de eso lo intentare reconstruir, tal vez no
siendo muy fiel al tiempo exacto o a los hechos, pero así lo recuerdo:
1.- Artemio me enseño las fotos de Elisa, una amiga
con la que tiene comunicación. Ella es una mujer plena, muy
bella, con un cuerpazo, una forma de vestir sexi y una actitud cachonda.
Estábamos sentados en el comedor y me parece que me empezó a acariciar las
piernas.
2.- Luego nos fuimos al sofá. Allí empezamos a
fajar en el sofá, me acarició las piernas, yo a tocarle su tolete. Se quito la
camisa y el pantalón y ¡se abalanzo sobre mi! de una forma arrebatada, quizá un
poco violenta y ¡eso me encantó! se lanzo sobre mi boca, nos besamos (me
encantó eso), me acariciaba las piernas, las nalgas, me subió sobre su piernas.
Yo lo abrace, me gusto mucho sentirlo... y me abrazaba y besaba mis hombres, mi
cuello y cara. Yo al abrazarlo quería sentirlo, compenetrarme más, sentir su
cuerpo y sus caricias.
3.- Se paro y dijo que ya
quería penetrarme. Yo le dije que sí, pero que fajáramos más. Yo aproveche que
él estaba parado y yo sentada, para empezar a acariciarle "su cosa".
Se la saque del calzoncillo y se la empecé a besar, a recorrerla por mi cara y
luego a chupársela.
4.- Seguimos fajando. Me senté sobre él y sentí su
cosa entre mis nalgas. El me acariciaba los pechos, me daba nalgaditas, me
acariciaba las piernas, me besaba los hombros y espalda. Yo me apoyaba sobre
sus peludas piernas ¡se sentía maravilloso! Me gustan sus piernas, también la
fortaleza de su cuerpo, por eso me gusta abrazarlo.
5.- "Ya, ya quiero dejártela ir", me
dijo. Y yo también quería sentirlo. Nos paramos frente a un espejo, él detrás
de mí, frotando su verga en mis nalgas, yo con la falda alzada, mis medias,
piernas... Me gusta el color de su piel, combina con el mío.
6.- En la cama seguimos fajando y besándonos. En
una de esas le dije que se subiera sobre mí, a la altura de mi cara, me metí su
verga a la boca y él ¡me la metió hasta el fondo! sentí que llegaba a la
garganta, que me ahogaba, pero también sentí que eso le provocaba placer y lo
deje hacer.
7.- Llegamos a la penetración. Lo intento de a
perrito y ¡nada! no pudo, me dolía. Luego se sentó y propuso que me fuera
bajando, es decir que yo me sentara en su verga y... nada, no entraba. Me
dolía, me quejaba, me ardía el culo, casi lloraba, no se podía.
Pensé que nunca se podría, y es que la tiene corta, pero cabezona. Yo le
propuse que si me ponía boca abajo y el encima y nada. Finalmente él se acostó,
y de espaldas a su cara me fui sentando, me dolía pero finalmente entro ¡Ayyy
me duele! al principio no me movía, pero poco a poco fui respondiendo, era un
dolor/placer nuevo y extraño.
8.- Luego de a perrito. Y finalmente me puso las
piernas en sus hombros, me penetró, metía y sacaba. Artemio sudaba, gotas de
sudor caían sobre mí. Yo sacaba la lengua, frotábamos nuestras lenguas y
finalmente me anuncio que se venía ¡Hice venir por primera vez a un
hombre!
Es importante mencionar algo. Artemio me pregunto si no me quería venir y yo le dije
que no, de hecho en esas circunstancias se me para poco. Él comentó que a una
amig@, Cintia, con la que tuvo relaciones le pasaba lo mismo. Yo en ese momento
le comente que tal vez porque una ésta en papel de mujer. Pero pensándolo con
un poco de calma, creo que se debe a que la penetración anal es superiquísima
por varias razones. Veamos por una parte están las causas físicas: creo que la
verga adentro abre el culo, por lo que las nalgas y las piernas se tienen que
abrir y eso las erótiza. Pero creo que la verga toca nervios sensibles que
llevan la excitación a todo el cuerpo, por eso una se siente invadida
plenamente.
Pero creo que también hay un factor psicológico:
una se siente usada, pero también que da placer por el culo, una siente las
embestidas del hombre contra el culo y las nalgas, como se aferran a nuestra
cadera y eso da mucho placer. Y luego cuando nos penetran con las piernas al
hombro, vemos el rostro de nuestro hombre contraído por el placer que les produce
nuestro culo... y sí además ha habido caricias, besos, etc., ¡el placer es
total!... Así que para que quiere una algo más. Creo que el hombre ha
centralizado demasiado su sexualidad en la verga, debe aprender a disfrutar más
su cuerpo.
Luego de que se vino, se saco el condón
y se fue dar un regaderazo. Yo mientras tanto me quite las medias y la ropa que
llevaba, me puse una tanga roja, una minifalda blanca de likra, blusa roja. Me
tome un mezcal. Y él salió desnudo, se puso sus calzoncillos. Nos sentamos en
el sofá, él tomando agua y yo un mezcal. Lo bese tiernamente, le acaricie su
cosa y él dijo que ya no se levantaba. Yo dije que sí se podía y él que no.
+ Lo empecé a acariciar, a besar. Luego su verga,
se la chupe, poco a poco se empezó a poner dura, me la metí hasta el fondo,
hasta la garganta, como había aprendido minutos antes. Finalmente ¡se puso
dura!
+ Me la quiso meter, hizo a un lado la tanga roja y
me fui sentando, entro. Y luego parada y él detrás ¡me embestía riquísimo!
Hasta que mis piernas se cansaron. Luego él se acostó boca arriba....
Bajo la tenue luz de verano de las ocho y media de
la tarde/noche yo me encontraba ensartada por una verga, yo misma me la sacaba
hasta la punta y después, tomándola con los dedos me la ensartaba hasta el
fondo ¡cómo gozaba! Ese mete y saca continuó hasta que ya sentía que me ardía
el culito y me encontraba cansadísima.
No sé que paso después, entre cigarros y mezcal...
Al rato ya tenía puesto mi baby doll azul rey, modelándole y rogándole que se
quedara a dormir. Pero él con firmeza manifestaba su decisión de regresar a
Oaxaca. Tomamos un café, más cigarros, un poco de mezcal, el cansancio me
mataba. Le dije que sí seguíamos platicando en la cama. Él acepto. Yo me tumbe
cansada, boca abajo, dormite. Cuando él llego me acaricio las nalgas, las
magullo, les dio unas nalgaditas, las chuleo ¡qué sé yo! Se recostó a mi lado a
leer el periódico, me atrajo hacia él. Lo abrace, me puso la mano en
su verga y así permanecimos un rato, eran las nueve y media de la noche. Luego
el me señalo de cómo le gustaría que me vistiera... se veía cansado, había
madrugado y debía levantarse a las cuatro de la mañana. A las diez
de la noche dormía. Yo me quede leyendo sintiendo su presencia a mi lado,
ocasionalmente lo abrazaba, en una ocasión me anime a darle un beso. Oía sus
ronquidos. Yo leía y no podía dormir por el café, por las emociones pasadas...
A las cuatro y veinte de la mañana sonó el
despertador fui con él a despertarlo. Se baño, le prepare un café, le di un
pedazo de pastel... en suma procure a mi hombre lo más que pude. Al retirarse
ya cerca de la puerta, le dije:
- Bueno el beso de despedida, el último faje... y
me beso, nos besamos, sentí su barba crecida, me agarro con sus dos manotas las
nalgas, me atrajo hacía él. Me volteo, me beso la espalda, restregó su verga en
mis nalgas, voltee la cara para besarlo...
- Mamita, si me echo el mañanero me duermo, me
tengo que ir sí no... ya, ya.
Tomo su maleta, se la
colgó al hombro, ya en la puerta nos dimos un beso, pero me bajo la parte
superior del baby doll y me chupó un pezoncito ¡auchh! ¡qué rico! Ya se iba y
le dije ¡ahora el otro! y me baje el babydoll, chupo, nos dimos el último beso
y se fue... se perdió en la obscuridad del amanecer. Eran las cinco de la
mañana...
Y para finalizar recuerdo una canción de Paulina
Rubio:
Si a ti te gusta el mango bien madurito
mírame a mi tengo colorcito...
hola buenas tardes vi las fotos de vannesa me gustaría contactarla soy maduro activo limpio te dejo mi correo divertido-69@hotmail.com
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